Oviedo cuenta con grandes zonas verdes en las que los niños podrán disfrutar.
El pulmón de la ciudad es el Campo San Francisco, con un total de 90.000 metros cuadrados en los que los turistas podrán contemplar casi mil árboles, algunos de siglos, fuentes ornamentales como La Fuentona, la Fuente de las Ranas o la del Caracol, los monumentos dedicados a José Tartiere, Clarín o Sabino Fernández Campo y esculturas como las de La Torera o Mafalda, escenarios imprescindibles para que los más pequeños se hagan fotos.
Del Campo San Francisco no se puede salir sin degustar uno de los típicos barquillos o los sabrosos helados que se pueden adquirir en el Paseo de los Álamos. Se podrá disfrutar de ellos mientras se contempla el mosaico del pavimento de este paseo, obra del artista Antonio Suárez; se juega en algunas de las zonas infantiles; se visita el estanque de los patos o se admira la belleza de los verdaderos reyes del Campo: los pavos reales que pasean libremente por todo el parque.