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Mañana: Del Parque de Invierno a Fuso de la Reina

MAÑANA: DEL PARQUE DE INVIERNO A FUSO DE LA REINA

 

Con permiso de la Pista Finlandesa -en  el Naranco- la Senda Verde de Oviedo es la más popular en cuanto a uso. Empieza en el Parque de Invierno y llega a Fuso de la Reina. Así empezaba desde su inauguración, porque ahora también se puede iniciar antes, en la calle Carlos Asensio Bretones, donde comienza un pasadizo de medio kilómetro, por el que puede optar si parte del Este del casco urbano. 

La senda nació con 7,8 kilómetros de longitud y, como otras vías verdes de España, responde a la eliminación de un antiguo trazado ferroviario, una plataforma que, acondicionada, hoy utilizan a diario muchos ovetenses como caminantes, corredores, ciclistas y  patinadores. Está asfaltada y es llana –en ligera pendiente a la ida- por lo que es un buen destino para un simple paseo.

Un Parque al sol

El Parque de Invierno es, con sus casi 172.000 metros cuadrados de superficie, el segundo más grande de los parques del municipio, tras el de Purificación Tomás en la falda del Naranco, y por su orientación al sur, es el más soleado, de ahí su nombre. Tiene juegos infantiles, mesas de ping-pong, pistas de skate y algunos aparatos de gimnasia, bancos y mesas de pic-nic. A la izquierda tiene cerca unas piscinas municipales. 

El parque es un gran área de pradería salpicada de árboles y arbustos, vegetación en la que destaca por su originalidad un laberinto que ocupa 800 metros cuadrados y está formado por una plantación de 320 laureles en seto de 2,5 metros de alto.

Según va descendiendo por las escaleras y paseos de la vaguada del Parque, al fondo, tras un puente en pasarela de madera, tiene una casería  rehabilitada y tras la carretera, al fondo, divisará la sierra del Aramo, impresionante si el día es claro, también en invierno con los picos nevados.

Abajo a la izquierda tiene el primitivo comienzo de la Senda Verde.

La alegría de los peregrinos y la pólvora

Aunque no entre en La Manjoya pueden interesarle dos datos. Para algunos autores, el nombre de La Manjoya, que aparece ya en fuentes diplomáticas del siglo XIV si bien puede remontarse a más de un siglo antes,  está relacionado con el Camino de Santiago que pasa por esta parroquia, pero al otro lado de la Senda Verde; según esta versión La Manjoya deriva del grito de júbilo francés (“Mon joie!") que los peregrinos franceses utilizaban al llegar al punto en el que atisbaban su destino: la torre de la Catedral de San Salvador de Oviedo. 

En La Manjoya hubo ya en el siglo XIX una fábrica de pólvora, luego de dinamita y también de abonos; para proteger a la ciudad en caso de que hubiera una explosión, la zona de fabricación se rodeó de un bosque, durante años sin tocar, de ahí su frondosidad. Es el boque de La Zoreda, ahora municipal, en el que hay castaños, carbayos, arces, sauces, fresnos, robles, mimosas, laureles, cerezos en más de 21 hectáreas de zona verde y una carretera en cuyo alto hay un hotel.

Escuela de Sostenibilidad

La Senda Verde transcurre en su inicio a la izquierda de la autovía A-66 y se mantiene casi paralela a ella en el primer tercio de su recorrido hasta La Manjoya, donde cruza por encima de la autovía mediante un puente de madera. A la altura de La Manjoya, en la Senda se encontrará con la antigua estación de Feve, un edificio convertido en un Aula de la Naturaleza de la Escuela Municipal de Sostenibilidad que tiene entre sus objetivos divulgar el concepto de desarrollo sostenible, impulsar la participación ciudadana en programas medioambientales como parte de un ocio saludable y fomentar hábitos de conservación del entorno más cercano. El aula acoge exposiciones, actividades de itinerarios botánicos y medioambientales, talleres de ceración artística vegetal… Es también un buen sitio para hacer un alto y proseguir luego la ruta. Tras cruzar el puente, en una zona agreste, entra en la parroquia de Latores, con praderías y pasto libre de ganado. Un poco más adelante, a la altura de las canteras de La Belonga hay una fuente. El camino transcurre junto al río Gafo y llega al primer túnel de la Senda en la que se encontrará en total cuatro: Molineru (150 metros), Mergullu (70 metros), Premañana (30 metros) y ya hacia el final, Veneros (260 metros).

Campo de Golf

 

“Bautismo” de golf

La Premaña, que da nombre a un túnel de la senda, es el nombre de la vega en la que se encuentra el Campo de Golf (www.golflascaldas.com), una instalación municipal con un campo de 18 hoyos, par 71, con un recorrido de 5.678 metros y putting-green de 600 m2; tiene un bunker de prácticas y putting-green de 1.000 m2. El campo está en un entorno totalmente natural –en su centro se conserva incluso como elemento etnográfico restaurado una casería con molino- por lo que el juego se diferencia en dos recorridos por la orografía en la que se encuentra.

Sus objetivos de práctica, promoción y desarrollo de actividades del golf van desde la celebración de campeonatos a un “bautismo” en este deporte al que cualquiera se puede apuntar de forma gratuita. En primavera puede haber una alta concentración de polen.    

Tras la visita al campo de golf (donde tiene cafetería y restaurante, con muy buenos precios) la Senda continúa. Habrá comprobado que hasta La Manjoya y un poco más adelante, está muy transitada, ya que hay muchos ovetenses que hacen la primera  parte de la Senda como ejercicio diario, pero cada vez irá encontrando menos gente y el paisaje será cada vez más rural.

Aún le queda el último túnel, el de Veneros, el más largo y en curva.

A la salida, verá la Peña Avis.  Su cercana pared de roca puede darle otra impresión, pero es una pequeña cima que montañeros y senderistas experimentados alcanzan en ruta desde Bueño.

Tras salir del túnel de Veneros hay una recta y buenas vistas del Nalón sobre el que hay que cruzar para para llegar a Fuso de la Reina, con una estación ferroviaria de edificación singular en la que hay uno de los bares de la zona.

 

Hórreos y paneras

Hórreos, paneras y sus “pegoyos”

En el mismo inicio del Parque de Invierno verá usted una panera, que le servirá como “aperitivo" en su conocimiento de la etnografía asturiana. Hórreos y paneras son construcciones que desde la antigüedad se utilizaban en Asturias para almacenar parte de la cosecha, alejando el grano, el embutido de la matanza o las patatas de la humedad y los roedores.

Lo más típico de Asturias son los hórreos, cuadrados, mientras que las paneras son rectangulares y ambos se distinguen por la forma de su cubierta, aunque también difieren del número de pilotes sobre los que se sustentan. Un hórreo tiene cuatro pilotes –se llaman “pegoyos”- y la panera seis o más. Una de las estampas más típicas de la Asturias rural es la de las “riestras” de maíz secando y dorándose, colgadas sobre la barandilla de un hórreo. En el Principado hay unos 10.000 hórreos y son Patrimonio Cultural.

Existen varios pueblos con gran densidad de hórreos y paneras y a tan solo 11 kilómetros de Oviedo tiene Bueño, en Ribera de Arriba, con  un Centro de Interpretación del Hórreo y una concentración de 47 de estas construcciones.

Las Caldas

Una Villa Termal

Para acceder a Las Caldas caminando tiene varias opciones. Una es salir desde la propia Senda Verde antes de llegar a Fuso. Otra, llegar por la senda que sale de Fuso de la Reina hacia Trubia y Tuñón, y la tercera, bajar caminando por la carretera por Puerto y hacia Caces (con prudencia que solo hay aceras en cortos trechos). Todo está bien señalizado. 

En cualquier caso, el paisaje merece la pena; incluso, haciendo buen tiempo, en invierno, aunque no saliendo temprano porque es zona de niebla.

Las Caldas es  toda una Villa Termal, la única de Asturias de ese concepto. Este singular complejo fue diseñado por Ventura Rodríguez y construido por el arquitecto Manuel Reguera en 1776 para un balneario que aprovechase las aguas termales ricas en carbonatos y oligoelementos del lugar, conocidas desde la antigüedad. 

Históricamente, vivió su esplendor en el siglo XIX al estilo de los famosos balnearios europeos. El pueblo creció en su entorno con fondas, posadas, restaurantes… se levantó otro edificio al otro lado de la carreta, uniendo ambas construcciones con una galería de hierro y cristal. También tuvo un casino, obra del arquitecto Juan Miguel de la Guardia.

En decadencia desde los años 30 del siglo XX, acabó abriendo solo por el verano y cerrando en 2004. Tras su restauración, realizada en parte con fondos mineros, en Las Caldas hay un gran complejo balneario, de propiedad y gestión privada, con dos hoteles, de 5 y 4 estrellas, y un interesante espacio lúdico y ecotermal, el Aquaxana.  

Del Paleolítico al románico

A sólo 9 kilómetros del casco urbano de Oviedo y en plena naturaleza, su excursión puede incluir en el entorno de Las Caldas dos interesantes visitas culturales y patrimoniales que le sorprenderán. Justo detrás de los empinados jardines del Balneario –parte de cuyos terrenos se conocían como la “Huerta Alegre” por el apellido de uno de sus propietarios-, está la pequeña iglesia de San Juan de Priorio, de estilo románico, de los siglos XII y XIII con ampliaciones entre los siglos XVIII y XX. En la iglesia destaca su tímpano decorado de la portada.

A la vera del Nalón, iniciando el camino hacia Priorio pero a la izquierda, se encuentran las cuevas de La Lluera, dos abrigos prehistóricos a 50 metros uno de otro; en La Lluera I (solutrense)  hay grabados en las paredes y la Gran Hornacina con figuras de caballos, uros, ciervas… mientras que en La Lluera II,  los dibujos son geométricos.

Para visitas, en verano, consulte www.turismoasturias.es 

Cueva La Lluera